De puro grupi

Ayer, gastándonos unos pesos de más, con la Vale fuimos al Teatro Oriente a un rito que hacemos cada dos años, que es ir a ver a Pedro Aznar. Esta vez a escasos metros de él en cuarta fila del Teatro Oriente, de la mano, emocionados disfrutamos un espectáculo que es como un pedazo de la banda sonora de nuestra vida. El disco Pedro Canta Brasil es espectácular y Pedro mantiene y acrecienta su dominio escénico, su carisma, voz, talento instrumental y todo lo demás que uno puede decir elogiosamente.

El hueón la cagó. Con dos músicos, en percusión y teclados, capísimos. Ojo que el percusionista como dirían por ahí: "era poquito bueno", se mandaron tema tras de tema de virtuosismo y algo difícil de hallar, congruencia, consecuencia, calidad temática para el cuerpo, la mente y el alma.

Si esto fue ya mucho, con la Vale nos fuimos a un boliche por ahí a tomarnos un vino y a picotear. El broche fue mágico, llegamos a la presentación de un trío de señores tangueros, un vocalista que se mandó de entrada Sur ("...paredón y después") y que nos obligó a enfrentar la pista e intentar bailar tango.

Al irnos, ya demasiado felices, en una mesa, contra la pared piola y platicando con una mujer morena estaba Pedro...

Casi levitando fuimos a saludarlo, a manifestarle nuestra admiración y agradecimiento por darle a nuestras vidas una banda sonora, un tema, por acompañar a nuestros hijos, nuestra historia y nuestros amigos con su música. En este panteón de nombres que uno revisita y calla con respeto, Aznar se asoma al aldo de Borges, Cortázar, de Charly, de Charlie Parker, de Lennon y McCartney, de Victor Jara, Poe, Bradbury, Fontanarrosa, el libro de Job,etc.

En suma, gracias che.