.comment-link {margin-left:.6em;}

Or Jiefoyga

Tuesday, June 19, 2007

¿"Es Usted Cobarde"?


Pasaba por Alameda ex de las delicias...y leí el panfleto; desafiante, pero explícito...necesario...

¿Somos cobardes? ¿Somos sometidos?¿Estamos domesticados? ¿Agachamos la cabecita, como diciendo: es mi destino?

¿Toleramos las atrocidades a nuestro alrededor? ¿Mientras vemos que se nos va la vida, sin mover siquiera un meñique, sin reaccionar? ¿Parecemos ya zombies, ya robots, ya esclavos?

Si es así, somos COBARDES. Y gracias a nosotros, el mundo es una mierda.

Monday, June 11, 2007

Notas mentales

Manejo, como siempre que manejo solo pienso, como pienso que pensaría una locomotora desbocada entrando en la Estación Central, con una urgencia que parece tener un sentido claro, una finalidad precisa. Pero esa sensación de sentido a fin de cuentas es tan efímera, tan poquita cosa que todo lo demás se abre paso decididamente en la vida del jornalero con el fin de fumigar esa urgencia: cuentas, labores, deberes, culpas, infinitos incumplimientos que son la sal de este extraño modo de vida que da y quita, y que frecuentemente deja de dar pero que siempre está quitando algo que era tuyo: las horas, los segundos, la salud, las capacidades, los sueños, el amor (ese maledetto), etc.

Entonces ocurre frecuentemente que apenas me bajo del auto y cierro las puertas ya he olvidado todo o casi todo lo que pensaba, o me fuerzo a olvidar para dejarle cancha a las verdaderas artes del cazador de mamuts que está obligado a capturar cada día un trato, una promesa, una oportunidad, una puerta para golpear, abrir y traspasar. Y en eso se van los días y el pensamiento porfiado no siempre encuentra su quehacer ni su lugar. El lugar a veces se transforma en la peor prisión, en el hábito inmóvil que celebra su ocio y su ejercicio.

Es la culpa, estúpido, la culpa que no sabe en que espacio puede ejercer su gimnasia magnífica tan llena de explosiones y pirotecnias ciegas, brumosas e hipervaporizadas. Esa maldita cargosa llena de reglas y condiciones, tan quisquillosa y minuciosa en su recuento de pasivos. Me agua la sopa, me corta la leche, me amarga el pepino, no escatima esfuerzos por crear razones para abandonar, para olvidar, para dudar, especialmente de cosas y causas que definen tantas cosas en mi corazón y mente ¿cómo te echo de la casa si ya estás instalada como una gorda suegra en el sofá de la teleserie vespertina?, sabia pregunta maestro, tendremos que diseñar los misiles y las tijeras que pulvericen y desmalecen su almácigo de mierda.

Y ese, es un tropiezo que sanarlo y superarlo puede conducir con facilidad al cinismo. Pero ya se sabe, “nada es simple todo se complica” ¿dónde fue que leí esa línea sentenciosa?